“Los humedales son vulnerables a una serie de amenazas, principalmente causadas por actividades humanas. Entre los daños más relevantes se incluyen la alteración de las características físicas del entorno, como cambios en el nivel de agua, compactación del suelo, desecación, drenaje, relleno con materiales de construcción, ruidos y vibraciones. Además, las alteraciones químicas en la calidad del agua, la atmósfera y el suelo, generalmente como resultado de la contaminación, representan una amenaza significativa. También, las actividades directas como la pesca, la caza, la extracción de leña y la introducción de especies exóticas pueden afectar negativamente a las comunidades de plantas y animales en los humedales”, detalla el especialista.
Hábitat, defensa contra el cambio climático y conexión con la naturaleza
Pero los humedales no son cualquier espacio dentro de la naturaleza, detalla el académico. “Los humedales desempeñan un papel crucial en el ecosistema por varias razones fundamentales. En primer lugar, sirven como hábitat para numerosas especies que dependen exclusivamente de estos entornos para su supervivencia. Si los humedales se degradan o desaparecen, estas comunidades de especies también se verán afectadas. En segundo lugar, los humedales forman parte de nuestro sistema natural de defensa contra el cambio climático, al protegernos de inundaciones, tsunamis, marejadas, contaminación, escasez de agua y olas de calor. Finalmente, estos ecosistemas nos permiten conectarnos con la naturaleza, observar otras formas de vida y realizar actividades recreativas, lo que tiene enormes beneficios para nuestra salud física y mental”.
“La acción humana representa la principal amenaza para los humedales. Las perturbaciones como la urbanización, la actividad industrial, el turismo masivo y mal gestionado, la construcción de infraestructuras y el vertido de aguas residuales pueden causar daños irreversibles en estos ecosistemas. Esto ha llevado a muchos humedales a estar en peligro de extinción debido a la actividad humana. Sin embargo, también tenemos la capacidad de proteger y coexistir responsablemente con estos valiosos entornos”, señala el profesor Velásquez.
¿La legislación chilena está a la altura de la protección que necesitan los humedales?
El profesor Alexis Velásquez indica que, “si bien se han logrado avances significativos en la protección de los humedales en Chile, aún queda mucho por hacer para garantizar su conservación efectiva. Es crucial establecer más figuras de conservación específicas para los humedales y asegurar que cuenten con los recursos y capacidades necesarios para una gestión adecuada. Esto implica supervisar y regular las actividades en y alrededor de los humedales, asignar suficiente presupuesto para la limpieza, protección y restauración, y promover una gobernanza efectiva que fomente la coordinación entre los actores involucrados en su protección”.
Por su parte, la académica de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile e investigadora del Centro de Derecho Ambiental del plantel, Ximena Insunza Corvalán, explica que “el instrumento de protección de humedales más importante en nuestro ordenamiento jurídico es la convención Ramsar, que es un tratado internacional. A nivel legal, solo están protegidos los humedales urbanos, y la ley SBAP contempla un permiso para realizar actividades en humedales”.
Sobre la cómo funciona esta protección, la profesora Insunza asegura que “ha sido difícil en el sentido que las declaratorias de humedales han sido en un porcentaje cercano al 30% impugnadas ante los tribunales ambientales, y las ordenanzas municipales han tardado en contemplar a los humedales. No obstante, ha sido muy efectiva en proteger estos ecosistemas”. La académica, una de las editoras del libro “La Ley 21.202 sobre Humedales Urbanos”, añade que esta ley “está a la altura, pero aún falta proteger los humedales urbanos y gestionarlos para que la protección sea más que un acto administrativo y perdure en el tiempo”.
Ma. Fca. Maldonado W.
Prensa Uchile